La derrota del dasnevismo en las elecciones del Instituto de Seguridad Social y Seguros no es una cuestión menor ya que expresa el humor de los empleados públicos, un sector que suele ser determinante en las definiciones electorales de la provincia.
Ese desenlace registró un par de datos adicionales de fuerte significación política: El oficialismo perdió en la propia sede gubernamental donde, desde hace ocho años, reina el gobernador Mario Das Neves. Además, los triunfadores representaron a las vertientes estatales más enfrentadas con el Modelo Chubut.
Es verdad que sería imprudente basarse exclusivamente en esa referencia para formular un pronóstico de cara a los comicios generales de octubre, pero no es menos cierto que el dato marca una tendencia.
No hace mucho tiempo atrás el dasnevismo ganaba hasta en las cooperadoras escolares, y todas las prospectivas y encuestas le otorgaban un futuro más alentador que este presente grisáceo. Por ello el fracaso en los comicios estatales adquiere una particular dimensión.
Autoritarismo
Quienes conocen la entretela de la administración pública, creen que la derrota del oficialismo estuvo atravesada por dos cuestiones centrales: El estilo autoritario impuesto por este gobierno y sobre todo la sospecha de que existen bolsones de corrupción.
Asimismo, el resultado reveló la incapacidad del Modelo Chubut para generar dirigentes en el sector público, lo cual es parte del fracaso estructural del dasnevismo que no pudo formar cuadros políticos, sindicales y sociales.
Esa referencia se vuelve aún más notoria si se considera que el Instituto de Seguridad Social y Seguros, donde perdió el oficialismo, es conducido por Máximo Pérez Catán, el hombre de mayor confianza política y personal de Mario Das Neves.
Habría que considerar, también, que el desenlace de los comicios estatales registró un antecedente importante: El 20 de marzo, el Frente para la Victoria venció al Modelo Chubut en Rawson, donde los empleados públicos son poco menos que decisivos.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que los estatales ya se están adecuando a la próxima administración que encabezará Martín Buzzi, quien se distanció de Das Neves para apoyar la reelección de Cristina Kirchner.
Todo indica que el sentido común de los empleados públicos los ubicará en la sintonía del buzzismo que en definitiva es lo que viene. Das Neves se va en diciembre y apenas cruce el umbral de Fontana 50 será uno más.
Condenados
Aunque el tema quedó blindado y nadie quiso opinar, se sabe que los estrategas del dasnevismo están preocupados por el “voto estatal”. Saben que en la provincia es decisivo por la cantidad de empleados, pero sobre todo por la volatilidad del sufragio del sector público.
Ese fenómeno lo sufrieron los gobernadores Néstor Perl, Carlos Maestro y José Luis Lizurume. Todo ellos terminaron enfrentados con los estatales, y la experiencia indica que cuando los empleados públicos le dan la espalda a un gobernante está poco menos que condenado.
El dirigente vial, Aldo Griffiths, quien lideró el triunfo opositor aportó definiciones que marcan el escenario. Agradeció el respaldo de los estatales que lo acompañaron masivamente y expresó: “Ellos están buscando un aire de cambio al ver tanto atropello del gobierno donde los han apretado, los han querido llevar de las narices y la gente no los acompañó, ya el estatal los ha dejado de apoyar, Esta elección demuestra el cansancio de la gente ante tantas desprolijidades del gobierno, el estatal ha dicho basta, está cansado de tanta impunidad”, afirmó.
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