lunes, 19 de septiembre de 2011

Articulo de diario "El Chubut" 19/09/2011- La Base Aeronaval cumple hoy 50 años

CEREMONIA MILITAR Y DISTINCIONES A LA MUNICIPALIDAD, INSTITUCIONES Y PERSONAL CIVIL Y RETIRADO: Hoy a partir de las 11.30 tendrá lugar la ceremonia recordativa de los 50 años de la creación de la Base Aeronaval Almirante Zar de Trelew

Enclavada como eje de la defensa nacional en la Patagonia, la Plaza de Armas albergará a toda la plana mayor de la Aviación Naval, autoridades civiles, intendentes, integrantes de otras fuerzas militares o de seguridad, y a los amigos de la Unidad.
El jefe de la misma, capitán Ernesto Javier Suaya, tendrá a su cargo la alocución recordativa de la fecha y la presidirá junto al intendente César Mac Karthy, el comandante de la Fuerza Aeronaval Nº 3, capitán de navío Fabián Macnacca.
Se espera contar con la presencia del comandante de la Aviación Naval, contralmirante Cornejo Sola; el intendente de la ciudad de Trelew y jefes comunales de la zona. El gobernador Mario Das Neves se excusó de concurrir, debido a que tiene la agenda completa.
Cuando decimos que se espera contar con una apreciable cantidad de amigos, autoridades e invitados especiales, más allá del protocolo, es que la Unidad que conmemora una fecha y una cantidad de años importantes, con los vaivenes del tiempo ha ido cosechando amigos en la comunidad de la cual proviene su personal, especialmente el civil.
Pero también la Armada se destaca por su contribución al medio por la manera que brinda sus instalaciones a los vecinos, ya sea través de la pileta de natación en numerosos evento que ha realizado; los tradicionales maratones deportivas del Día de la Armada, y una inolvidable jornada de puertas abiertas que tuvo lugar hace años, oportunidad en que se congregaron máquinas y pilotos de Espora, Puerto Belgrano y la Escuela de Punta Indio.
Se encuentran también las escuelas apadrinadas por la institución y un Jardín Maternal que funciona en el interior del predio para asistir a los hijos del personal civil, con una parte inclusive de los niños que meriendan en el lugar.
La raigambre de la Base en Trelew es algo más que el medio siglo. Su presencia uniformada en los actos patrios de la ciudad y la zona le dan colorido a los desfiles civiles y militares, los que nunca deberían dejarse de lado ni omitirse, sobre todo en fechas tradicionales, fundacionales de la patria.
Por eso hoy a partir de las 11.30 se espera contar con una gran cantidad de invitados y autoridades del protocolo.
Ante la formación se desarrollará una invocación religiosa, conmemorando los 50 años, y una alocución a cargo del jefe de la Base, capitán Ernesto Javier Suaya, quien hace más de una década se encuentra en la zona cumpliendo diversas funciones en la Escuadrilla Aeronaval, la titularidad como ahora, y la subjefatura de la Unidad, siendo por ende un excelente aviador, con quien hemos compartido memorables travesías en el mar representando a Diario EL CHUBUT.
Tendrá lugar la entrega de reconocimientos a ex jefes, suboficiales, y habrá una distinción especial para Norma Carreté, que cumple 47 años de servicio como personal civil.
Igualmente recibirá diplomas y medallas todo el personal civil que se jubila este año.
De la formación también participará el subjefe, capitán de fragata Gaido.
Luego de la formación militar, las autoridades, invitados y el personal, informalmente visitarán el hangar principal, donde se ha montado una exhibición de maqueta, se pondrá en escena un video que reseña la actividad de la Base y habrá un pequeño stand con una mención especial al inspirador de éste y otros grandes proyectos navales que le dan el nombre a la Unidad, el almirante Marcos Antonio Zar (considerado fundador de la Aviación Naval en uno de los trabajos que nos acercó el corresponsal naval y delegado del Museo Aeronaval, Prof. Pablo Marcelo Arbeletche).
El capitán Suaya se encuentra en Trelew desde el año 1998 y ha sido segundo comandante y comandante de la Escuadrilla de Exploración, comandante de la Escuadra Aeronaval Nº 6; fue subjefe y ahora es titular de la Unidad.
La construcción empezó en 1944
Las obras de la Base se iniciaron en 1944. La Armada ya tenía presencia en la zona de Puerto Madryn, y en esta ciudad con una Estación de Comunicaciones donde hoy se encuentra un monobloque junto al Barrio de Oficiales, en Colombia y A.P.Bell.
Servía de apoyo a la navegación y a los vuelos que había en la Patagonia, ya que era una actividad incipiente.
En 1944 se inician las obras, pero en 1955 se suspenden porque quiebra la empresa que las estaba realizando.
Se retoman en 1960-61 con una fuerza tal que permite su inauguración. Al principio se denominó Base Aeronaval Trelew, pero en 1972 se le impone el nombre de Almirante Zar. En ese entonces la cantidad de obras era limitada, pero luego fue creciendo y llegó a la capacidad actual.
La pista como se la conoce ahora se realizó en 1973-74. El Aeropuerto funcionaba donde hoy se encuentra el Aeroclub o Aeropuerto Viejo.
La Base propiamente dicha tenía antes de eso una pista de tierra, y la de asfalto se hace juntamente con la Provincia y la Fuerza Aérea para ofrecer una capacidad muy importante, lo que permitió que la actividad aerocomercial fuese creciendo, configurando un rol protagónico para la región.
Cuando se proyecta la pista de cemento se decide construir una nueva estación aérea, que hoy ya tiene capacidad para todas las necesidades de la ciudad y de la región; y que puede ampliarse mucho más, ya que existe el anhelo de la Provincia de que éste sea un aeropuerto internacional.
Es una optimización de los recursos que el Estado debe aprovechar, ya que existe un número de 40 personas a diario que están cumpliendo servicios para cumplimentar la actividad civil. Uno de ellos es el Cuartel de Bomberos Almirante Zar de la Policía Federal Argentina, que tiene la responsabilidad de salvamentos, extinción de incendios, servicios sanitarios y todas aquellas actividades primarias que permiten que las personas puedan entrar y salir de la ciudad de Trelew en un medio aéreo, con un respaldo seguro.
Escuadrilla aeronaval de exploración fue la que trajo los Electra y P-3 a Trelew
Los aparatos de transporte, búsqueda y rescate más importantes que tuvo la Base de Trelew, se debieron a la presencia en esta sede del Comando de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, que dicho sea de paso tiene un par de años más que la propia Unidad.
Esto comenzó a partir del año 1983 con el traslado de la Escuadrilla desde la Base Espora a Trelew, pasando a depender desde el 14 de abril, de la Escuadra Aeronaval Nº 6.
Fueron incorporados cinco aviones Electra, luego de ser sometidos a una serie de modificaciones técnicas y estructurales para adecuarlos operativamente a tareas de exploración, antisuperficie y patrullado marítimo.
Con estos aviones el Comando de Operaciones Navales planificó fundamentalmente la realización de vuelos de control del tráfico marítimo y control de la actividad ictícola, lo cual requería un significativo esfuerzo económico, que era financiado parcialmente con fondos de la Secretaría de Agricultura y Pesca de la Nación y con recursos aportados por las provincias de Chubut y Santa Cruz.
CON ALTUNA A BORDOEl 25 de julio de 1985 un Electra despegó de la Base Aeronaval de Río Grande para efectuar un vuelo de vigilancia entre los paralelos de la ciudad de Ushuaia y Comodoro Rivadavia, con destino final en la ciudad de Trelew. El entonces vicegobernador Juan Carlos Altuna se trasladaba a bordo como invitado. Cuando el aparato sobrevolaba la posición a unas 170 millas náuticas de la costa, a la altura del Cabo Vírgenes, es interceptado por dos Phantom ingleses, los cuales acompañaron al Electra por espacio de unos 12 minutos de enorme tensión a bordo.
Otro incidente similar fue el 23 de marzo de 1989, siendo interceptado por el Phantom XV497, mientras operaba conjuntamente con la corbeta Spiro.
Dicha escuadrilla fue designada responsable sobre el Atlántico Sur de la búsqueda y rescate. Así las cosas, el 28 de junio de 1984 se lleva a cabo la primera operación de rescate de apoyo al pesquero «Yee Chang III», así fue que se efectuaron las primeras prácticas SAR, con lanzamiento de línea de mar. El 7 de junio de 1987 se prestó auxilio al transporte YPF Santa Cruz, que se declaró en emergencia por incendio a bordo.
SE VAN LOS ELECTRAEl 27 de octubre de 1997 con los honores correspondientes, fue trasladado en vuelo la última nave Electra en servicio al Museo de la Aviación Naval con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora.
El 14 de mayo de 1998 por disposición del estado mayor general de la Armada fueron radiados administrativamente cuatro aviones Electra, siendo la fecha de desactivación del último aparato, el 27 de septiembre de 1998.
Están invitados los ex jefes de la Unidad
Han sido invitados al acto de hoy en la Base Zar varios ex titulares de la misma. Este corresponsal naval no conoce a todos, lógicamente, pero es inevitable a través de los años de cobertura, tener anécdotas, rasgos, perfil de algunos de ellos.
Al primero que conoció fue al capitán Julio César Falcone, que estuvo varios años y hoy está en la lista de invitados especiales; figura muy recordada y apreciada por la población, que se brindaba cordialmente al trato cotidiano con todos los sectores. Luego vino (89-90) Miguel Angel Robles, que posteriormente fue comandante de la Fuerza Aeronaval Nº 2 en Espora, cerca de Bahía Blanca.
A pesar del nuevo destino mantuvo lazos con el periodismo local y fuimos sus invitados en varios acontecimientos en aquella parte del sur de la provincia de Buenos Aires; por caso, la presencia de un portaaviones norteamericano, donde él junto a varios aviadores argentinos estuvo en maniobras compartidas.
Su despedida de esta Base fue apoteótica, ya que logró uno de los picos de mayor acercamiento a la comunidad, que siempre es y ha sido el permanente objetivo de los marinos.
A Humberto Roberto Ortiz (91-92) le tocó la época de oro del equipamiento, cuando llegaron lo P-3; y Lisandro Oscar Cagliolo, con quien volamos a la Antártida en una travesía que compartió el director de EL CHUBUT José María Sáez (h) y el inolvidable colega, periodista legislativo y profesor de Historia, Alberto Astutti.
José Antonio Giaquinta fue otro jefe de la Base que hoy se encuentra en el destacamento de la Armada en Comodoro Rivadavia, un excelente aviador que nos permitía compartir la cabina; entrañable y con un excelente humor, supo campear momentos críticos de la función y aun de la propia Armada.
Un avion naval salvó a una embarazada en Gan Gan
Entre los valiosos datos que nos acercó nuestro colega Pablo Arbeletche, figura el relato de un ex jefe de la Base, el capitán Irigoin, mucho antes de que presidiese la Unidad estaba en Puerto Madryn, y a raíz de un pedido de ayuda policial fueron dos aviones desde el Golfo, uno piloteado por él, para salvar a una parturienta que estaba en grave riesgo a causa de una hemorragia. Fue una especial travesía, como él mismo lo relata, porque no sabían en realidad dónde estaba Gan Gan:
«A raíz de un pedido de auxilio recibido por la red de radio de la Policía de la Provincia del Chubut, el comandante de la Escuadrilla de Observación, comandante Raúl Galmarini, dispuso un vuelo especial de dos Grumman para trasladar desde Gan Gan (no teníamos idea de dónde quedaba) hasta Madryn, a una parturienta que se estaba desangrando por una seria hemorragia.
Se alistaron en pocos minutos dos aviones. Los pilotos fuimos el comandante y yo, que aprovechamos esos minutos para descubrir la ubicación de Gan Gan en la carta aeronáutica, que completamos con un plano caminero, y fue lo que utilizamos para programar y realizar el vuelo.
Llevamos un mecánico y un radio-operador como tripulantes (uno en cada avión) y en el bote armamos una cama con colchones.
El radio-operador era el suboficial primero Silva, y conmigo viajó el jefe de mecánicos Sub. 1º, Sueldo.
Salimos de Madryn volando en formación hacia el noreste sobre la ruta nacional 3, hasta encontrar la ruta provincial Nº 4, que entonces era apenas una senda de tierra y ripio.
El vuelo de ida nos llevó casi dos horas. Cabe recordar que en línea recta Gan Gan está a 275 grados y 150 millas náuticas de Madryn (unos 280 kilómetros).
Es una pequeña población y en aquella época había sólo un grupito de casas alrededor de un almacén, con su surtidor de nafta, con bomba a mano, por supuesto.
Como ya esa zona es meseta patagónica, la altura sobre el nivel del mar era de unos 600-800 pies, según lo que estimamos en base a la carta.
Para facilitar nuestra llegada, la gente del lugar había preparado un par de fogatas con neumáticos y aceite usado, para que el humo negro fuera bien visible.
Al mismo tiempo nos dieron la dirección del viento y la ubicación del potrero donde aterrizaríamos; todas esas comunicaciones vía radio policial. Aterrizamos sin mayor problema, y por previsión no detuvimos los motores. Descendimos el capitán Galmarini y yo, siendo recibidos por el esposo de la enferma (un oficial de policía apellidado De la Fuente), varias personas y un personaje extraño, de barba, con un delantal que pudo haber sido blanco en su tiempo, pero que entonces estaba manchado de tierra, sangre y Dios sabe cuántas cosas más.
Era quien ejercía la función de médico, enfermero y similares. Dijo ser médico, recibido en Ucrania, sin reválida de su título en la Argentina, y haber atendido a la Sra. embarazada por su hemorragia.
Con ayuda de todos instalamos a la señora en el bote del avión del capitán Galmarini, recostada en los colchones que protegían de alguna manea el fondo y el costado del compartimiento inferior. En el bote de mi avión viajaron el marido y dos chicos. Salimos pues sin demorar mucho, y gracias a que los vientos predominantes eran del Oeste, el viaje de regreso nos llevó bastante menos, sólo una hora de acuerdo a una vieja libreta de vuelo. Bastante diferencia, debido a que probablemente de ida tuvimos alguna demora por tener que seguir el camino. En cambio de vuelta, sintonizamos la radio de Madryn y volamos en línea recta. El hecho es que llegamos sin problemas, y en la Estación Aeronaval ya había una ambulancia que llevó a la paciente al hospital local.
Gracias a Dios salió todo bien y la señora sanó. Lamentablemente poco tiempo después, nos enteramos de que el esposo había fallecido a causa de un infarto. Pero nuestra tarea había sido cumplida con éxito, como era norma en la Primera Observación.
Esta es una más de las miles de pequeñas historias de la Aviación Naval en nuestra Patagonia». (Jorge A. Irigoin, capitán de navío (R.E.).

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