Hay medio millón de ejemplares. Llegan visitantes de distintas partes del país y del mundo. La falta de vuelos no parece perjudicar a la temporada que, en cantidad de gente, podría superar a los avistajes de ballenas que se realizan en Puerto Pirámides.
Una hembra junto al pichón recién nacido al que intenta alimentar.
La reserva de pingüinos de Punta Tombo está viviendo una gran temporada. Ya pasaron por allí casi 20 mil visitantes, lo que significa un 20 por ciento más respecto a la misma época del año pasado. Y están naciendo los pichones por lo cual la población en la reserva está aumentando. Hay ahora, medio millón de ejemplares. Y se espera que la cifra llegue a 800.000 para los primeros días del mes de diciembre.
Los contingentes parecen estar ajenos al problema de la ceniza que impide el normal funcionamiento y llegada de los vuelos a nuestra provincia. Esta circunstancia perjudicó y mucho la temporada de ballenas en Península Valdés la que ya está por finalizar. Pero en el caso de Punta Tombo la cuestión fue exactamente al revés. Todos los días, desde que se abrió al público, llegan contingentes de turistas de todas partes de la Argentina. Y también extranjeros. Muchos lo hacen vía Comodoro, ciudad que no ha sufrido tanto la ausencia de vuelos.
El nacimiento de los pichones (no tantos como a esta altura del año pasado) conforman un espectáculo adicional que fue retratado por una cámara de Jornada. Los visitantes quedan asombrados y con ganas de regresar. Mejor así.
Los contingentes parecen estar ajenos al problema de la ceniza que impide el normal funcionamiento y llegada de los vuelos a nuestra provincia. Esta circunstancia perjudicó y mucho la temporada de ballenas en Península Valdés la que ya está por finalizar. Pero en el caso de Punta Tombo la cuestión fue exactamente al revés. Todos los días, desde que se abrió al público, llegan contingentes de turistas de todas partes de la Argentina. Y también extranjeros. Muchos lo hacen vía Comodoro, ciudad que no ha sufrido tanto la ausencia de vuelos.
El nacimiento de los pichones (no tantos como a esta altura del año pasado) conforman un espectáculo adicional que fue retratado por una cámara de Jornada. Los visitantes quedan asombrados y con ganas de regresar. Mejor así.
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